Parábola de la Red: un destino para los aprobados y los reprobados
La parábola de la Red, es una enseñanza que Jesús dio para explicar cómo sería el momento del juicio final, y lo que le depara a aquel que no se arrepintiera de sus malos pasos.
En ella evidencia las tortuosas consecuencias de no aceptar el llamado de Dios, en negarse a acercarse y conocer su plan divino de bendición. Es una forma de llamar la atención del apático y escéptico que no desea cumplir la Palabra de salvación enviada a todos.
La parábola dice así:
Contextualizando la Parábola de la Red
Jesús narra esta parábola sobre el juicio final con la actividad económica símbolo de la época, que era la pesca, pues era el oficio más practicado en la región de Galilea. Además que gran parte de sus oyentes, incluyendo los discípulos eran pescadores de profesión.
Es conocido que para estos años existían dos procedimientos de pesca entre los pobladores, uno era llevar la barca a aguas profundas en un zona de gran movimiento de peces y lanzar una red enorme.
Esa red en sus bordes tenían unas pesas, que permitía que descendiera a lo profundo y así poder atrapar los mejores peces de la zona. Después se arrastraba a la orilla de la playa y hacían una clasificación de los peces atrapados, para la posterior venta.
La otra forma de pesca, era en la que amarraban la red a un bote y a medida que se diera el movimiento del mismo, la red iba atrapando toda clase de peces, que se encontrase en el camino recorrido.
A diferencia del otro método de pesca, en este se debía apartar los peces que estaban en buenas condiciones, con los de mal aspecto o dañados. Y procedían su separación en la orilla de la playa.
Jesús toma este último método y relata la parábola para hacerles entender la aproximación del Reino de los Cielos, y en el que no todos serían aceptados por sus condiciones.
De la misma forma en que colocaban los peces más frescos en una cubeta para resguardarlos y botar a los otros, de esa forma sería el juicio a la humanidad.
Simbología de la Parábola de la Red
El aspecto simbólico de las parábolas de Jesús, es una de las cosas características de sus mensajes, pues no todo el mundo lograba entenderlo, ameritaba analizar cada elemento empleado en su discurso. Y en este caso no lo dejó de lado.
A continuación el análisis de los elementos:
La Red
Cuando se refiere al reino de los reinos es igual a una red para pescar, es que en ella todos pueden entrar, no se hace acepción de personas.
La red constituía el implemento o herramienta para atrapar los peces. En este caso, se refiere al evangelio, a la comunicación del mensaje del Reino de los Cielos, que es entregado a toda la humanidad sin distinción.
Por muchos años la Palabra de Dios ha sido transmitida a través de los patriarcas de la fe, los profetas, Jesús, los apóstoles, los pastores, evangelistas, maestros de la Palabra, los profetas de este tiempo, la iglesia, el pueblo creyente.
Cada uno de ellos han lanzado esa red (La Palabra de Dios) para que todos los hombres puedan escucharla y de esa forma ellos tomen la decisión de rechazarla o recibirla y adueñarse de la salvación:
El Mar
El mar es el ecosistema de los peces, donde ellos llevan su vida marítima en medio de sus diversos placeres, tempestades y peligros.
En este caso corresponde a la tierra y sus naciones, el hábitat del hombre en todas sus dimensiones, donde al igual que los peces viven inquietudes, situaciones de riesgo, inestabilidad y cambios que transforman las vidas. Por ello lanzan esa red ante este mar.
El Recogimiento
Afirmando la referencia del trabajo de la red en este método de pesca, donde a medida que avanza el bote recoge toda clase de peces, que es la afirmación de: sin acepción de personas es entregada la Palabra de Dios, los peces vienen a representar al creyente y no creyente.
El trabajo de los portavoces de la Palabra de Dios, es aceptarlos a todos, y hacen ese recorrido lanzando la red en cada territorio que pasean. Dándole cumplimiento a la Palabra:
Al estar llena
Este término se refiere a un tiempo en el que todas las personas del mundo habrá escuchado la Palabra de Dios. Este tiempo referente a un recorrido donde la lancha realizó un abordaje extenso con la red (Evangelio) y en el que esta llena.
El lugar de separación
En este aspecto la orilla viene a ilustrar un lugar donde haya tranquilidad, donde el mover de las olas no moleste al reconocimiento de los peces.
Sentados
Luego de una jornada fuerte de pesca, viene el tiempo de reposo al esfuerzo hecho, e iniciar la revisión minuciosa de cada pez. Por lo que estar sentado se refiere a que será un trabajo muy meticuloso y detallista para evaluar el resultado, pues se hará en una posición cómoda para no perder ningún tipo de detalle.
La División
En esa revisión exhaustiva que se hace, viene la clasificación del bueno o malo. Para la época se tenían rigurosas leyes en el que los pescadores debían cumplir esos estatutos, que definían los que eran actos para el consumo humano y los que eran inmundos.
En este caso habla que todos los que hayan escuchado la enseñanza de Dios, y se consideren creyentes serán revisados para saber si son aprobados o son inmundos. Se reflejará a quién pertenecen, producto a sus obras, llenas de justicia o de pecado.
Esta separación viene a evidenciar a los creyentes verdaderos, aquellos que si cumplieron los mandatos de la Palabra. Y mostrarán la verdadera cara de aquellos que pudieron ir a la iglesia a "adorar a Dios" pero su corazón estaba lleno de amor al pecado, es decir los impíos.
Cuando habla que los buenos son apartados en cestas, esta ilustrando a los que obtienen la salvación y reciben la nueva tierra de Dios “vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios..."(Apocalipsis 21: 2) donde serán resguardado todos los que hayan sido vistos como aprobados.
Y aquellos que no son aprobados, son desechados. Fueron los que recibieron la Palabra, pero no dieron fruto, o simplemente la ignoraron y siguieron disfrutando los placeres del pecado.
Llegando al final Jesús les da la esencia del mensaje, y de una manera muy clara describe el destino final para cada persona en la tierra.
Cuando usa Jesús el término fin del siglo habla de su segunda venida a la tierra, donde vendrá a establecer Su Reino:
Mostrando a los ángeles, quienes de una manera ordenada filtraran la entrada al Reino de los Cielos. Tomando en cuenta aquellos que hayan aceptado la enseñanza de Jesús, y estén inscritos en el libro de la vida y los que no, definiéndolos como los justos y los malos:
«Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego»(Apocalipsis 20:15)
Estos últimos a los que se les dio la Palabra, quizá asistían a la iglesia y no fueron encontrados aprobados les toca el horno de fuego, lugar donde no hay consuelo ni paz para el alma.
Produciendo en ellos el lloro y el crujir de dientes, una lamentación y dolor por haber rechazado a Jesús y su Palabra, producto de la desobediencia y los malos pasos en vida, sin llegar a arrepentirse.
El llamado a entrar en la Red
Este llamado a lanzar la red, se mantiene vivo hoy en día, al ver como se proclama las buenas nuevas de salvación en toda la tierra, para seguir llenándola de diversos peces, que serán evaluados por el Juez justo.
El trabajo de los creyentes será expandir esa red y mantenerse firme en la Palabra, pues ese juicio empezarán con ellos primero.
En el plan de Dios es que todas las personas puedan ser aprobadas, y tenerlos en su seno y disfrutar de las bonanzas prometidas en su reino.
La parábola de la Red, viene a adherir a los creyentes y a los no creyentes en cumplir la voluntad de Dios, sin darle cabida a la duda del juicio final. Hacerlos entender que deben revestirse de la armadura de Dios, y enfrentar cada día con la mejor actitud el mundo pecaminoso que lo rodea.
Jesús quiere que todos puedan despertarse de esa apatía, y caminar con convicción "prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús"(Filipenses 3:14) y ser escogidos para una vida eterna en su reino lleno de paz.
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