Qué Es La Vanidad Según La Biblia - Aspectos Que Se Derivan De Ella.
En este artículo te mostrare, otra perspectiva sobre qué es la vanidad, según la biblia la vanidad; es el conducto que usualmente Satanás trata de utilizar para seducir, y esto, para que actúes en forma independiente de Dios, para que así te desvíes a canales pecaminosos. El apóstol Juan simplifica estos canales, en los mandamientos a los creyentes, acerca de la dependencia con este mundo:
«No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo, los deseos de la carne, los deseos de los ojos, y la vanagloria de la vida, no proviene del Padre, sino del mundo Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre» (1 Juan 2:15-17).
¿ Qué es la vanidad según la biblia ?
Vanidad, del latín vanĭtas, es la condición de vano (vacío, falto de realidad o hueco). Este adjetivo está interconectado a la indiferencia, la petulancia, la vanagloria y el endiosamiento. La vanidad produce que el hombre crea que no necesita a Dios. Esto quiere decir en pocas palabras que la persona en esta condición se convierte en una auto-idolatría: el vanidoso rechaza a Dios ya que se tiene a sí mismo.
Canales generados por la vanidad
Los tres canales de tentación son los deseos (concupiscencia) de la carne, los deseos de los ojos y la vana gloria de la vida:
1.- Los deseos de la carne
Se aprovechan de nuestros apetitos y su complacencia con este mundo.
2.- Los deseos de los ojos
Apelan al interés personal y ponen a prueba la Palabra de Dios.
3.- La vanagloria de la vida
Tiene que ver con la promoción personal y el auto exaltación.
Satanás confrontó al primer Adán y al segundo Adán por medio de cada uno de estos canales de tentación. Con el primer Adán fracasó miserablemente y todavía sufrimos los resultados de su fracaso. Con el segundo Adán, Jesucristo enfrentó la triple tentación de Satanás y salió triunfante. En él tenemos los recursos y el poder para vencer toda tentación que Satanás pone en nuestro camino.
1.- Los deseos de la carne
Los deseos de la carne Satanás Lo primero que hizo, fue interponer a los deseos de la carne de Eva. Colocó una duda en su mente, acerca del fruto:
«... ¿Conque Dios os ha dicho: No comáis de todo árbol del huerto?» (Génesis 3:1). Entonces Eva respondió: «...Dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocaréis...» (v, 3).Debemos observar que Eva añadió a la Palabra de Dios cuando dijo: «..Ni le tocaréis...». Pero Satanás había despertado su apetito por el fruto prohibido «y vio la mujer que el árbol era bueno para comer...» (v, 6).
El ceder a los deseos de la carne condujo a Eva y Adán a la caída. Cuando Satanás tentó a Jesús, también apeló a los deseos de la carne. Después de haber ayunado 40 días en el desierto, Satanás lo tentó en el punto que se encontraba más vulnerable en ese momento:
«...Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan» (Mateo 4:3). Satanás pretendía que Jesús empleara sus atributos divinos, independientemente de su padre celestial para salvarse. Satanás sabía que Jesús estaba vulnerable a la tentación física al verlo pasar 40 días sin comer.
Satanás te vigila para encontrar puntos débiles de vulnerabilidad, utiliza todo lo qué es la vanidad en su máxima representación, para hacerte caer en sus tentaciones. Una vez que eres presa fácil de la vanidad de la vida, entras en los apetitos físicos por; alimento, reposo, comodidad y sexo. Ceder a los deseos de la carne, nos aleja de la voluntad de Dios. No hay nada pecaminoso en comer, ya que es una necesidad física legítima, y Dios creó los alimentos para satisfacer esa necesidad, él pecado es comer en exceso, ya que debes cuidar el cuerpo porque es templo del espíritu santo.
"En relación al fruto de un árbol, Dios dijo no comerás del árbol del conocimiento del bien y del mal. Pero al comerlo, Adán y Eva violaron la voluntad de Dios, y actuaron independientemente de él. Tampoco había nada de incorrecto en que Jesús comiera pan al final de su ayuno, pero no era la voluntad del padre que lo hiciera.
«Él respondió y dijo: Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mateo 4:4). No importa cuán apetecible le haya parecido a Jesús, un pedazo de pan para saciar el hambre. No iba a actuar independientemente de la voluntad del Padre aceptando la oferta de Satanás. El modelo de vida que Jesús nos dejó, fue de completa dependencia del Padre (Juan 5:30; 6:57; 8:42; 14:10; 17:7).
Comer es necesario y bueno, pero comer demasiado, comer alimentos dañinos, o permitir que los alimentos gobiernen tu vida, es malo. El sexo según el plan de Dios es bueno y hermoso, pero el sexo fuera del matrimonio, la homosexualidad y el sexo egoísta, están fuera de los límites y conducen a la esclavitud. Si toleras la tentación para complacer tus necesidades físicas, o tus deseos carnales independientemente de Dios, estás cediendo a los deseos de la carne.
2.-Los deseos de los ojos
El segundo conducto que utiliza satanás y por el que se acercó a Adán y Eva tuvo mucho que ver con la falsedad acerca de las consecuencias por desobedecer a Dios, utilizo el engaño.
El Padre dijo que la desobediencia trae consigo la muerte, pero Satanás dijo «...No morirás» (Génesis 3:4).
Apeló al sentido de auto preservación de Eva, asegurándole falsamente que Dios, estaba equivocado en cuanto a las consecuencias del pecado. Adán y Eva omitieron el mandamiento de Dios para aprovechar sus propios intereses, dejándose llevar por la vanidad.
Los deseos de los ojos nos apartan cautelosamente de la palabra de Dios, y deterioran nuestra confianza en Dios. Al ver lo que el mundo nos ofrece, lo deseamos más que nuestra relación con Dios. Comenzamos a dar más crédito a nuestra perspectiva de la vida que al mandamiento, y las promesas de Dios. Incitados por lo que vemos, nos agarramos a todo lo que podemos tener.
Estamos convencidos que es lo que necesitamos, y tratamos de justificarlo con la idea de decir que Dios quiere que lo tengamos. Suponemos erróneamente que Dios no nos prohibirá nada, y codiciosamente buscamos la prosperidad materialista, sin esperar que sea Dios quien la añada. Buscamos por nuestros medios equivocados, y pasamos mucho más tiempo tratando de encontrar la prosperidad, ocupando tiempo en ello, y perdiendo comunión con Dios, es en ese sentido donde estamos pecando.
En vez de confiar en Dios, adquirimos una actitud «pruébamelo ». Esa fue en esencia la segunda tentación de satanás a Jesús:
«Si eres hijo de Dios, échate abajo; porque escrito está: A sus ángeles mandará acerca de ti, y, en sus manos te sostendrán, para que no tropieces con tu pie en piedra» (Mateo 4:6).
Pero Jesús no estaba predispuesto a entrar en el juego de Satanás, y hacer un entretenimiento para él.
Entonces «Jesús le dijo: Escrito está también: No tentarás al Señor tu Dios» (v, 7).
Dios no está obligado hacia nosotros. Él tiene obligación consigo mismo. No existe la manera de declarar una oración calculadora que Dios tenga la obligación de responder. Esto no solo desnaturaliza el sentido de la oración sino que nos convierte en manipuladores de Dios. El justo vivirá por fe en la Palabra escrita de Dios. No pierda su tiempo pidiéndole a Dios que muestre, y responda a los antojos o deseos, por nobles que sean. Nosotros somos los que debemos ser probados, no Dios.
3.-La vanagloria de la vida
El tercer canal de tentación es el corazón de la ideología de la nueva era; la tentación de dirigir nuestro propio destino, de gobernar nuestro mundo, ser nuestro propio dios.
Satanás tentó a Eva con el fruto prohibido:
«… el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, sabiendo el bien y el mal» (Génesis 3:5). Cuando Eva se convenció que «…el árbol era...codiciable para alcanzar la sabiduría...comió; y dio también a su marido...
La promesa de Satanás a la pareja, que sería como Dios, era una mentira. En el momento que Adán y Eva accedieron a la tentación, corrompieron y perdieron la vida, descaminaron su posición con Dios. Satanás usurpó el papel de ellos y se hizo dios de este mundo. Probó la misma estratagema con Jesús:
«Otra vez le llevó el diablo a un monte muy alto, y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: Todo esto te daré, si postrado me adorares» (Mateo 4:8,9).
Jesús no discutió el derecho de Satanás de ofrecerle los reinos del mundo y su gloria. Puesto que lo adquirió después que Adán y Eva lo perdieron. Sin embargo Jesús no se cruzaría de brazos, mucho menos se dejaría derrotar por Satanás.
«Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor tu Dios adorarás, ya él solo servirás» (v. 10)
Al recurrir a la vanagloria de la vida, Satanás quiere dirigirnos lejos de la adoración a Dios y procura destruir nuestra obediencia a Dios. Cuando creas que no necesitas la ayuda de Dios ni su dirección, que puedes manejar tu vida sin consultarle absolutamente nada, que no necesitas doblar la rodilla ante nadie, ¡Ten cuidado!... Eso es la vanagloria o vanidad de la vida: Puedes pensar que te sirves a ti mismo, pero cuando dejas de servir a Dios y de adorarle, estás sirviendo y adorando a todo lo qué es la vanidad y es lo que te ofrece la vida de este mundo, conjuntamente dirigido por satanás, y precisamente es lo busca. En cambio la vida cristiana debe caracterizarse por la humilde obediencia a Dios en adoración (Juan 15:8-10; 1 P. 5:5-11).
Dos de nuestros principales apetitos
¿Por qué abrigamos pensamientos tentadores que son contratos a la palabra y a la voluntad de Dios? Lo hacemos porque queremos no somos tentados por alimentos que no nos gustan, por alguien es atractivo del sexo opuesto, por promociones indeseables. El anzuelo de la tentación del diablo es la garantía de hacernos creer que necesitamos algo fuera de la voluntad de Dios y nos dará satisfacción, cuando así sea, no le creas. Jamás lograrás compensar los deseos de la carne. Mientras más trates de alimentar la vanidad, los deseos de la carne crecen aún más. No obtienes la satisfacción en los deseos de la carne pero puedes lograr ser satisfecho completamente en Cristo.
«Bienaventurados lo que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5:6). Te compensarás cuando mantengas relaciones correctas, viviendo y caminando por el poder del espíritu santo y regocijándote en el fruto del espíritu.
¿Comer para vivir, o vivir para comer?
El alimento es la satisfacción esencial, ya que es indispensable para sobrevivir. De modo que comemos para vivir, pero cuando comenzamos a vivir para comer, el alimento ya no satisface. Por el contrario, nos consume y millones de personas se sienten impotentes para controlar sus deseos de seguir comiendo. Cuando tu cuerpo se priva de los nutrientes necesarios, naturalmente anhelas aquellos alimentos que te mantendrán sano y conservarán las funciones de tu sistema de inmunidad. Si comes para satisfacer los deseos naturales, estás sano y libre.
Pero cuando el alimento te sirve para aliviar tu ansiedad o para satisfacer tu deseo desmedido de dulces, y otras cosas, perderás el control y los resultados afectarán negativamente tu salud. No es coincidencia que Pablo mencione el mal uso de los alimentos con una seria advertencia.
¿Te has preguntado por qué las mujeres jóvenes se privan de comida, se purgan o se fuerzan a defecar? Piensan que el mal está en ellas y tienen que hacerlo salir. Pablo dice:
«Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí» (romanos 7:21).
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Gracias porque ahora tengo un mejor conocimiento de lo que es la vanidad según la palabra de nuestro. Dios le siga bendiciendo.
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Gracias porque ahora tengo un mejor conocimiento de lo que es la vanidad según la palabra de nuestro Dios. Dios le siga bendiciendo.
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Gracias por enseñarme. No entendía "vanidad de vanidades", hoy Gracias a Dios y ustedes me ha quedado claro.
Dios siga colmándoles de sabiduría a través de Su Santo Espíritu y del mismo modo a nosotros para aprender biblícamente.