Enseñanza De La Frase Dios No Es Hombre Para Que Mienta

Enseñanza de la frase Dios no es Hombre para que mienta es una frase que se encuentra en el libro de Números 23:19, que viene a describir la pureza del Señor delante de su creación, demostrando que su palabra es sin variación.

Todo ello fue dicho por Balaam, quien por orden de Balac intentó maldecir a los israelitas, pero Dios se lo prohibió y le ordenó que los bendijera, ya que Él había sido escogido como sus hijos.

Índice

    Contexto de la Frase Dios no es Hombre para que mienta

    Contexto de la Frase Dios no es Hombre para que mienta

    La frase "Dios no es hombre, para que mienta" surge en un momento en el que Balac contrato a Balaam para maldecir a los hijos de Israel. Y en la Biblia lo narra de la siguiente forma:

    «Y Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. Balac hizo como le dijo Balaam; y ofrecieron Balac y Balaam un becerro y un carnero en cada altar.

    Y Balaam dijo a Balac: Ponte junto a tu holocausto, y yo iré; quizá Jehová me vendrá al encuentro, y cualquiera cosa que me muestre, te avisaré. Y se fue a un monte descubierto» (Números 23:1-3)

    En ese entorno, Balaam al preparar todo para actuar conforme al plan de Balac, Dios se le presentó y le indicó lo que debía hacer, ya que Balaam era el profeta de la región de Mesopotamia, y Balac quería usarlo a su favor, a lo que le dijo lo siguiente:

    «Y vino Dios al encuentro de Balaam, y éste le dijo: Siete altares he ordenado, y en cada altar he ofrecido un becerro y un carnero. Y Jehová puso palabra en la boca de Balaam, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y todos volvió a él, y he aquí estaba él junto a su holocausto, él y los príncipes de Moab.

    Y él tomó su parábola, y dijo: De Aram me trajo Balac, Rey de Moab, de los montes del oriente; Ven, maldíceme a Jacob, Y ven, execra a Israel. ¿Por qué maldeciré yo al que Dios no maldijo? ¿Y por qué he de execrar al que Jehová no ha execrado?

    Porque de la cumbre de las peñas lo veré, Y desde los collados lo miraré; es un pueblo que habitará confiado, Y no será contado entre las naciones. ¿Quién contará el polvo de Jacob, O el número de la cuarta parte de Israel? Muera yo la muerte de los rectos, Y mi postrimería sea como la suya» (Números 23:4-10)

    De ese modo, Balac al ver esa situación donde Dios impedía su plan de maldecir a su pueblo bendito, le reclamó al profeta, y lo llevó a otro sitio para poder maldecir al pueblo de Israel, ante eso ocurrió lo siguiente:

    Balac busca a Balaam

    «Y dijo Balac: Te ruego que vengas conmigo a otro lugar desde el cual los veas; solamente los más cercanos verás, y no los verás todos; y desde allí me los maldecirás. Y lo llevó al campo de Zofim, a la cumbre de Pisga, y edificó siete altares, y ofreció un becerro y un carnero en cada altar.

    Entonces Balaam le dijo a Balac: Quédate aquí, junto a tu holocausto, que yo iré por allí a encontrarme con Dios. Y Jehová salió al encuentro de Balaam, y puso palabra en su boca, y le dijo: Vuelve a Balac, y dile así. Y vino a él, y he aquí que él estaba junto a su holocausto, y con él los príncipes de Moab; y le dijo Balac: ¿Qué ha dicho Jehová?» (Números 23:13-17)

    Este segundo intento en cumplir lo que decía Balac de maldecir al pueblo de Israel, recibió una respuesta por parte de Balaam dada por Dios, quien de forma rotunda negó ese deseo de destruir al pueblo de Dios.

    «Entonces él tomó su parábola, y dijo: Balac, levántate y oye; Escucha mis palabras, hijo de Zipor: Dios no es hombre, para que mienta,
    Ni hijo de hombre para que se arrepienta. El dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará?

    He aquí, he recibido orden de bendecir; el dio bendición, y no podré revocarla. No ha notado iniquidad en Jacob, ni ha visto perversidad en Israel. Jehová su Dios está con él, y júbilo de rey en él. Dios los ha sacado de Egipto; tiene fuerzas como de búfalo.

    Porque contra Jacob no hay agüero, ni adivinación contra Israel. Como ahora, será dicho de Jacob y de Israel: ¡Lo que ha hecho Dios! He aquí el pueblo que como león se levantará, y como león se erguirá; no se echará hasta que devore la presa, y beba la sangre de los muertos» (Números 23:18-24)

    Ante esta nueva negativa de Dios, Balac le responde a Balaam que si no los maldice que tampoco los bendiga, ante eso el profeta le responde que él obedece lo que Dios declara, ya que Dios le dijo que bendijera a los israelitas, y él lo hizo, y no había forma de revertir la bendición.

    Balaam bendice al pueblo de Israel

    «Entonces Balac dijo a Balaam: Ya que no lo maldices, tampoco lo bendigas. Balaam respondió y dijo a Balac: ¿No te he dicho que todo lo que Jehová me diga, eso tengo que hacer? Y dijo Balac a Balaam: Te ruego que vengas, te llevaré a otro lugar; por ventura parecerá bien a Dios que desde allí me lo maldigas.

    Y Balac llevó a Balaam a la cumbre de Peor, que mira hacia el desierto. Entonces Balaam dijo a Balac: Edifícame aquí siete altares, y prepárame aquí siete becerros y siete carneros. Y Balac hizo como Balaam le dijo; y ofreció un becerro y un carnero en cada altar» (Números 23:25-30)

    Ante eso Balac seguía insistiendo en hacer daño al pueblo de Israel, y quería moverse de nuevo, a lo que Balaam no le hizo caso, sino que obedeció a Dios y declaró la palabra de bendición al pueblo de Israel.

    «Cuando vio Balaam que parecía bien a Jehová que él bendijese a Israel, no fue, como la primera y segunda vez, en busca de agüero, sino que puso su rostro hacia el desierto;

    y alzando sus ojos, vio a Israel alojado por sus tribus; y el Espíritu de Dios vino sobre él. Entonces tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Y dijo el varón de ojos abiertos; Dijo el que oyó los dichos de Dios, el que vio la visión del Omnipotente; caído, pero abiertos los ojos:

    ¡Cuán hermosas son tus tiendas, oh Jacob, tus habitaciones, oh Israel! como arroyos están extendidas, como huertos junto al río, como áloes plantados por Jehová, como cedros junto a las aguas. De sus manos destilarán aguas, y su descendencia será en muchas aguas; enaltecerá su rey más que Agag, y su reino será engrandecido.

    Dios lo sacó de Egipto; tiene fuerzas como de búfalo.Devorará a las naciones enemigas, Desmenuzará sus huesos, y las traspasará con sus saetas. Se encorvará para echarse como león, y como leona; ¿Quién lo despertará? Benditos los que te bendijeren,
    Y malditos los que te maldijeren» (Números 24:1-9)

    Ante esto Balac se molestó en gran manera, y le reclamó a Balaam que él no lo había buscado a bendecir a sus enemigos, algo que este profeta hizo siendo dirigido por Dios, a quien debía obedecer y cumplir su palabra.

    «Entonces se encendió la ira de Balac contra Balaam, y batiendo sus manos le dijo: Para maldecir a mis enemigos te he llamado, y he aquí los has bendecido ya tres veces. Ahora huye a tu lugar; yo dije que te honraría, mas he aquí que Jehová te ha privado de honra. Y Balaam le respondió: ¿No lo declaré yo también a tus mensajeros que me enviaste, diciendo:

    Si Balac me diese su casa llena de plata y oro, yo no podré traspasar el dicho de Jehová para hacer cosa buena ni mala de mi arbitrio, mas lo que hable Jehová, eso diré yo? He aquí, yo me voy ahora a mi pueblo; por tanto, ven, te indicaré lo que este pueblo ha de hacer a tu pueblo en los postreros días.

    Y tomó su parábola, y dijo: Dijo Balaam hijo de Beor, Dijo el varón de ojos abiertos; Dijo el que oyó los dichos de Jehová, y el que sabe la ciencia del Altísimo, el que vio la visión del Omnipotente; caído, pero abiertos los ojos: Lo veré, mas no ahora; Lo miraré, mas no de cerca; saldrá ESTRELLA de Jacob, y se levantará cetro de Israel, y herirá las sienes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set.

    Será tomada Edom, será también tomada Seir por sus enemigos, e Israel se portará varonilmente. De Jacob saldrá el dominador,
    Y destruirá lo que quedare de la ciudad. Y viendo a Amalec, tomó su parábola y dijo: Amalec, cabeza de naciones; mas al fin perecerá para siempre. Y viendo al ceneo, tomó su parábola y dijo: Fuerte es tu habitación; pon en la peña tu nido;

    Porque el ceneo será echado, cuando Asiria te llevará cautivo. Tomó su parábola otra vez, y dijo: ¡Ay! ¿quién vivirá cuando hiciere Dios estas cosas? Vendrán naves de la costa de Quitim, y afligirán a Asiria, afligirán también a Heber; mas él también perecerá para siempre. Entonces se levantó Balaam y se fue, y volvió a su lugar; y también Balac se fue por su camino» (Números 24:10-25)

    De este modo, se puede ver como Balac no pudo cambiar la palabra dada por Dios, y tuvo que regresar sin su deseo cumplido, ya que Dios lo que afirma no hay ningún ser mortal que lo haga cambiar.

    Enseñanza de la frase Dios no es Hombre para que mienta

    Enseñanza de la frase Dios no es Hombre para que mienta

    La frase "Dios no es hombre para que mienta" viene a enseñar al creyenye que Dios es fiel a su palabra y a lo que promete, Él no cambia ni varía, sino que es firme ante sus planes y palabras dadas a sus hijos, y eso se demostró ante ese empeño de Balac de maldecir al pueblo que ya había bendecido Dios.

    Se muestra además que el ser humano es conocido por su infidelidad, por ser seducido en mentir y en faltar ante la palabra dada en alguna situación.

    Es la demostración de la perfección de Dios, quien nunca miente y tampoco tiene la necesidad de cambiar la opinión, es por ello que se dice que Dios no es hombre para que mienta, pues su esencia es santa e inalterable.

    Esta frase afirma lo que Dios hace en la vida de los creyentes, esto quiere decir que cuando Él decide bendecir a su pueblo, ellos serán bendecidos, ya que Dios no cambiará la opinión dada. Es por ese motivo que las Sagradas Escrituras indican que Dios todo lo que da no lo quita.

    «Los dones y llamamientos de Dios son sin arrepentimiento» (Romanos 11:29)

    Es la demostración del amor, santidad, fidelidad de Dios con sus hijos, no es como estos hombres que caen a diario en la mentira, no hay otro como Él, siendo perfecto a sus dichos.

    «Yo soy Jehová, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de mí. Yo te ceñiré, aunque tú no me conociste… Proclamad, y hacedlos acercarse, y entren todos en consulta; ¿quién hizo oír esto desde el principio, y lo tiene dicho desde entonces, sino yo Jehová? Y no hay más Dios que yo; Dios justo y Salvador; ningún otro fuera de mí» (Isaías 45: 5, 21)

    Para finalizar se puede afirmar que Dios no miente a sus hijos, y la palabra escrita en La Biblia es la verdad para toda la humanidad, por ello todos aquellos que tomen esas palabras en su vida creyéndola con el corazón verán como el Padre Celestial se manifestará en sus vidas, y podrán ver todas sus promesas cumplidas.

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